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Ingeniería Sin Fronteras Argentina: su rol clave en el acceso a agua segura en comunidades rurales

Desde su creación en 2012, lleva adelante proyectos de ingeniería que transforman la vida de las personas en situación de vulnerabilidad. Hoy dice presente en la Copa Argentina con su mensaje “El fútbol llega a todos lados, el agua no”.

En Argentina, nueve millones de personas no tienen acceso a agua segura, un recurso básico para la vida. Esta condición se evidencia de manera más profunda en comunidades rurales. Alrededor de un millón de personas no tiene acceso y el 88% debe trasladarse más de 400 metros para buscar agua todos los días. Abrir una canilla, algo que para muchos puede resultarnos común, para otras personas es casi un privilegio.

Esta realidad fue la que llevó a la asociación civil Ingeniería Sin Fronteras a desarrollar su proyecto “La Defensa del Agua: una jugada maestra contra la sequía”. “Es importante entender que la vulneración del derecho al agua influye sobre una gran cantidad de derechos, como el de la salud, el trabajo y la educación. Si todos los días tenés que dedicarle cuatro horas a buscar agua es tiempo que no podés utilizar para otras cosas”, asegura Lucía Moreno, coordinadora de Comunicación de la ONG.

Ingeniería Sin Fronteras es una de las organizaciones ganadoras del Concurso de Copa Argentina y su campaña tendrá visibilidad durante los Cuartos de Final del torneo. “Una compañera que coordina nuestro programa de agua nos dijo que teníamos que estar acá”, dijo Moreno respecto a cómo se enteraron de la iniciativa de Copa Argentina. Nuestro trabajo consiste en ir a comunidades sumamente aisladas que están fuera de la visibilidad de la gente. Los proyectos empiezan con tratar de entender la situación y darla a conocer. Nosotros trabajamos en dos frentes, contar acerca de una realidad que es ajena para muchos y también en solucionarla. Para nosotros, poder contar sobre la problemática del agua es algo muy importante”, agrega Adán Levy, director Ejecutivo.

El trabajo que hace Ingeniería Sin Fronteras es minucioso. Primero el equipo realiza un análisis de la situación para comprender las necesidades específicas de cada comunidad. A partir de ese análisis, desarrollan un plan de acción y luego proceden a la ejecución que consta de diferentes etapas que van desde la recolección de fondos hasta las construcciones que finalmente realizan. Tanto el diagnóstico, la planificación como la ejecución se llevan adelante de manera participativa en conjunto con las familias rurales. Cada proyecto dura en promedio un año y medio. En nuestro proyecto en Santiago del Estero tocamos la puerta de 1.700 viviendas para juntarnos con cada familia, relevar su situación respecto al acceso al agua y armar un mapa que nos permitiera ser seriamente parte de la solución. Luego desarrollamos COMAGUA, una plataforma que permite procesar y visualizar datos de comunidades remotas. En la zona en la que trabajamos las napas subterráneas están contaminadas con arsénico, por lo que no es posible sacar agua realizando excavaciones. Entonces procedimos a construir cisternas que permiten almacenar 16.000 litros por familia, para que puedan aprovechar el agua de lluvia”, comenta Adán.

De dos personas en un café a un proyecto con 2.000 voluntarios

Ingeniería Sin Fronteras Argentina nació en febrero del 2012 en un café del barrio de Palermo. Allí se encontraban Adán Levy, ingeniero de profesión, y Natalia Zlachevsky, antropóloga. Querían encontrar una manera de armar un proyecto de ingeniería que permitiese ayudar a la resolución de problemas sociales. La ingeniería suele estar bastante separada de los problemas sociales, a pesar de que tiene una injerencia tremenda, entonces pensamos de qué manera podíamos diseñar proyectos que tengan un impacto real”, dice Levy.

De la reunión, ambas personas se fueron con algo en claro: querían destinar su vida a ese proyecto. Fue un inicio muy dedicado. Yo renuncié a mi trabajo para poder asignar mis mejores horas a este proyecto. Tenía un plazo de un año para poder hacerlo andar porque eran los ahorros con los que contaba. Me puse día y noche para acelerar el proceso de gestación”, cuenta Levy. El esfuerzo dio resultados. En el camino se fueron sumando personas de distintas edades, disciplinas y recorridos. Esos encuentros dieron lugar a la conformación de la asociación civil. En un año, Ingeniería Sin Fronteras pasó a tener un equipo de 50 personas y en dos, 200.

Sus iniciativas no están solo vinculadas al acceso al agua en la ruralidad. También realiza proyectos urbanos: construcción de centros comunitarios, puentes, jardines de infantes y espacios para las infancias en cárceles. Además, tiene líneas de trabajo que dan otro tipo de respuestas como energías renovables, tecnologías digitales o formación e incidencia. En estos doce años la organización ya finalizó 37 proyectos en más de 30 comunidades, construyó 217 sistemas de agua, capacitó a más de 1.200 personas y generó más de 170 alianzas con el sector público y privado. En total 2.000 voluntarios pasaron por la ONG.

Para Levy, la posibilidad de que Ingeniería Sin Fronteras tenga visibilidad en los partidos de Copa Argentina será fundamental para poder seguir creciendo como organización: Cuando nos enteramos que ganamos fue como gritar un gol. En 12 años llegamos a 55 mil personas, que es la cantidad de gente que entra aproximadamente en un estadio. Poder tener visibilidad ahora a través de los partidos es un verdadero golazo”.

Para más información sobre Ingeniería Sin Fronteras ingresá a: https://isf-argentina.org/.

 

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