29 jun. 2020 Entrevistas

"No estoy arrepentido de nada en mi carrera, estoy orgulloso con mis logros"

Sarmiento (J) 3 - Sacachispas 1. Foto: Matías Carreño Vázquez

Dentro del grupo nutrido de futbolistas del Ascenso que vivieron proezas ante rivales de Primera en la Copa Argentina, Darío Carpintero se destaca por su presencia en encuentros históricos que tuvieron como protagonistas a Excursionistas, Sacachispas y General Lamadrid. "Este certamen me llevó a jugar contra Boca, eso es impagable", remarcó el marcador central de 39 años, recientemente elegido como manager del Lila.

La Copa Argentina apareció en la recta final de la carrera de Darío Carpintero. Su debut en la Primera D con Yupanqui se produjo en 1998, 14 años antes del regreso del torneo que nuclea a las distintas categorías del fútbol nacional. De todas maneras, la competencia le tendría reservado capítulos históricos para sumar a una extensa etapa como futbolista que todavía lo tiene en Sacachispas, el club más importante en su trayectoria. Si bien el Lila lo eligió como su próximo manager, el defensor todavía no tiene decidido retirarse de la actividad. Mientras transita el periodo de aislamiento preventivo por la pandemia del coronavirus, se hizo un tiempo para rememorar las grandes anécdotas del certamen integrador.

“Me acuerdo que (Bruno) Centeno tapaba prácticamente todo el arco con su tamaño. Ni loco iba a patearle, hasta me había sacado los botines. Estuvimos cerca de dar el batacazo”. El comienzo de Carpintero en la Copa Argentina fue con la camiseta de Ferrocarril Midland y, en una postal que se haría costumbre en las distintas ediciones, la clasificación se dirimió mediante los penales, que favorecieron a Almagro. Cinco de los nueve encuentros que protagonizó el marcador central en el certamen fueron empates y, como dato curioso, es probable que se despida sin conocer la victoria en los 90 minutos (cayó en los cuatro restantes).

Carpintero jugó para Excursionistas ante Boca, en los 16avos de la edición 2012-2013

“El penal contra Gimnasia no lo iba a patear, pero el entrenador (Néstor Rapa) me propuso rematar el primero y yo, confiado, acepté. Mi pensamiento era que, como jugaba en la C, el arquero pensaba que lo iba a fusilar. Así que abrí el pie, me hice el canchero y lo erré. Encima se había lesionado Fasanella por sacar una pelota del ángulo en el partido. Pero Sebastián Malnero tapó un par en la serie y logramos un batacazo tremendo”. Luego de ser eliminado con Talleres de Remedios de Escalada en el segundo semestre de 2012, Carpintero disfrutó de una revancha con Excursionistas en la misma Copa Argentina: victoria por penales ante el conjunto de La Plata, que militaba en la B Nacional, y sueño cumplido. Boca era el siguiente rival. “Lo que mueve es impresionante. No era sólo el partido, las dos semanas previas salíamos en los diarios, teníamos notas todos los días. Viajamos a Chaco en avión, la primera vez que vívi esa experiencia. La Copa es hermosa, le da ilusión al equipo de Ascenso”, revivió emocionado.

Lamentablemente, el sueño del defensor que también trabaja como recolector de residuos duró 34 minutos en aquella noche de Chaco. Una entrada a destiempo sobre Cristian Erbes generó que el árbitro Fernando Rapallini decida su expulsión. “No lo fui a romper (el volante se lesionó gravemente aquel partido, pero por un choque con Juan Fontenla). Lo vi venir, pensé que yo llegaba primero, regulé, la punteó y me lo llevé puesto de lleno. Me sacaron roja y me quedó una bronca terrible. Veía los jugadores que había enfrente y no lo podía creer”, sostuvo. La pronta inferioridad numérica impidió cualquier resultado sorpresivo de Excursionistas, que cayó 4-0 ante el conjunto dirigido por Carlos Bianchi. “La Copa Argentina me llevó a jugar contra Boca, eso es impagable. Nunca en mi vida me lo imaginé. Yo arranqué en Yupanqui. Te hace conocido, hay que valorarla a full. Sabíamos que sería un partido difícil, queríamos pasar la primera media hora y después hacer tiempo para que se fastidien”, reconoció sobre el planteo.

Banfield 1 (2) - General Lamadrid 1 (3). Foto: Alejandro Del Bosco

“Tuvo mucha repercusión la jugada contra Sarmiento. Me metí al arco porque nuestro arquero (Hugo Acevedo) había salido. Estaba de frente, me quedo con la pelota, vino Joaquín Boghossian y pensé: “si pateo y le pega en la pierna y entra, quedo como un burro”. Me la jugué, amagué y salió bien (risas). Gambeteé a otro rival, llegué a tres cuartos de cancha, pasé al ataque y me ahogué”. Sacachispas cayó por 3-1 ante Sarmiento de Junín en los 16avos de Final de la edición 2018, su mejor actuación histórica en la Copa Argentina. El conjunto que había ascendido a la B Metropolitana sorprendía con su ritual particular de ingresar al campo de juego con distintos disfraces. Ausente en el triunfo épico por penales ante Arsenal, Carpintero fue titular en el posterior compromiso frente al Verde y regaló una salida memorable que despertó los aplausos de Julián Bricco, relator de la transmisión oficial de TyC Sports.

La historia tendría un capítulo posterior para Carpintero con General Lamadrid. En esta oportunidad, su aparición tiene correlación con su verdadera característica como jugador: la fiereza en la marca. “Fui protagonista contra Banfield. (Horacio) Montemurro, el entrenador, nos recordó en el vestuario que a los jugadores de Primera no les gusta el roce. Darío Cvitanich salió a rebotar a tres cuartos de cancha y se le sentía el perfume (risas)”, comenzó el marcador central a rememorar aquel duelo picante con uno de los delanteros de mayor jerarquía en el país. “Empecé a fastidiarlo. Fui en una con el brazo levantado y choqué con su garganta. Tuvo que salir de la cancha, lo saqué rápido (risas). Igual terminamos bien y me llevé su camiseta, al margen de la alegría por la clasificación”, repasó aquella noche en el estadio Julio Humberto Grondona de Arsenal que le permitió al conjunto de Villa Devoto sorprender a un rival de Primera.

“Fui un gladiador con Sacachispas y un carcelero en Lamadrid. No estoy arrepentido de mi carrera, estoy orgulloso de todo lo que hice”. Esas palabras resumen el sentimiento de un emblema del Ascenso. Un luchador permanente en la vida, tanto en el fútbol como en la actividad cotidiana en Villa Soldati; pero también una persona risueña, que atesora con cariño cada anécdota ante futbolistas que observaba por televisión y pudo cruzar en el camino de la Copa Argentina.